Hola a todos. ¿Cómo va todo por allá? Estamos aquí reunidos para un nuevo informe de nuestras aventuras y desventuras en Japón. Además, hay dos anuncios importantes:
1) Estas historias están siendo subidas a Internet clandestinamente por Francisco Castro. Si se han perdido algún capítulo, o simplemente desean releer algún apasionante capítulo, basta con que se conecten a
https://macul.ciencias.uchile.cl/~fcastro/personal/
2) Desde ahora nuestros relatos serán multimedia. Bueno, no puedo ofrecer un sistema de "streaming", como para que vean y escuchen "igualito que en la tele", pero puedo mostrarles fotos, ahora que tenemos una super camara digital. Todavía estamos organizando las muchas fotos que ya hemos sacado (¡más de 200!), pero ya tenemos lista una primera versión de nuestro álbum fotográfico virtual, para que nuestros amigos puedan ver algunas de las cosas que hemos visto acá.
Ahora, a lo que vinimos.
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Fukuoka monogatari ["Historias de Fukuoka"]
Capitulo 5. En el Volcán Aso.
La semana pasada nos llevaron de paseo. Debido a que venía un investigador visitante desde Canadá, Danny Summers, se organizó un gran paseo gran a la prefectura de Kumamoto, una de las prefecturas con las que limita la ídem de Fukuoka, que es donde vivo. El objetivo principal era ir al Monte Aso, que en realidad es un volcán, más todo lo adicional que pudieramos ver en dos días.
Y así, el domingo, a las 8.30am, nos vinieron a buscar, y en tres autos partió la comitiva, consistente de Tohru Hada (mi anfitrión), Danny Summers (el visitante), nuestra familia (Jacqueline, Alejandro y Víctor), y cinco alumnos de Hada: Fumiko, Makiko y Kaori (ellas), Sada y Daiki (ellos).
El Monte Aso es una atracción obligada de la isla de Kyushu, pues es el volcán con la caldera más grande del mundo. Esta caldera se ve como un gran valle rodeado de montañas, pero en realidad es el agujero que dejó una gran explosión del Monte Aso en tiempos pasados. Dentro del agujero la gente vive como si no pasara nada, pero como recuerdo del origen violento de la caldera hay 5 montes dentro de ella, volcanes inactivos todos, salvo uno, que es el Monte Aso en cuestión. Ahí íbamos nosotros. Antes de llegar, por cierto, hay que recorrer muchos caminos serpenteantes que suben y suben y suben, y que le hicieron pésimo a mi débil humanidad. ¿Se fijaron que nos vinieron a buscar temprano? Eso significó que no pudiéramos tomar desayuno muy tranquilos, lo cual a mí realmente me afecta. De repente puedo tolerar no almorzar o almorzar apurado, pero el desayuno... no por favor. Y con tanta vuelta y tanta subida y bajada... bueno, vomité (lo siento si alguno estaba comiendo frente al computador leyendo esto). Ahí dejé mi desayuno en la carretera de Kyushu. Apenas alcancé a abrir la puerta del auto en movimiento para lanzar mi recuerdo al camino, así que después tuve que limpiar la puerta del auto que quedó un poco damnificada con el incidente. A lo mejor no debería contar esto, porque la única que sale perjudicada es mi imagen. Pero, ¿qué puedo hacer si el mundo me hizo así? Después de unos momentos en recuperación, tomando airecito y tratando de recomponer mi débil salud, seguimos nuestro camino al famoso volcán activo.
Y cuando hablo de volcán activo, quiero decir activo. De hecho, la fumarola se ve a gran distancia así que es evidente que algo está pasando allá arriba (o abajo, dependiendo de dónde esté uno mirando). Pero a nadie parece importarle, porque el lugar es una atracción turística. Yo al principio estaba un poco asustado, comprenderán, así que navegué y navegué por Internet, buscando la sabiduría que me tranquilizaría. Lo cual logré parcialmente, porque averigüé que, a pesar de la actividad del volcán, no se habían registrado muertes por el volcán, *salvo turistas que se habían acercado demasiado al volcán*. Gracias por decírmelo.
Y ahí fuimos. Efectivamente, después de pagar la entrada correspondiente al recinto, unos largos pasillos lo llevan a uno hasta la boca misma del volcán, y uno puede mirar el infierno cara a cara. Bueno, no es para tanto, porque la verdad es que lo unico que había eran dos columnas de humo. Pero eran grandes. ¿Protecciones para turistas desprevenidos o arriesgados? No muchas, diría yo. Sólo unas barreras bajitas, que dicen algo así como "Aléjese", pero en japonés, así que muy útil no son.
Esta falta de protección para incautos (o imbéciles, porque hay que ser bastante imbécil para saltar por encima de la barrera y tirarse al volcán) contrasta con la presencia de sendos "refugios anti lava", unas casetas de concreto a donde los muchos visitantes pueden arrancar para quedarse mientras la lava pasa por sus costados. Obviamente, la puerta de estos refugios mira hacia el lado opuesto al volcán, pero me pregunto si se les habría ocurrido esto en Chile.
El toque pintoresco para turistas lo ponen los souvenirs que venden en la cima del volcán, y que incluyen piedras, bloques de azufre, y hasta gatos (símbolos de fortuna en este país) de azufre.
Después del volcán, nos fuimos a la cabaña que nos alojaría. Como todo acá en Japón, la cabaña está construida pensando en dimensiones japonesas. Porque acá tengo que agacharme para mirar por el ojo mágico de las puertas, tengo que andar con cuidado en las casas para no chocar con las lámparas, y, lo más increíble de todo, me estoy comprando ropa L y XL. Estos japoneses son realmente pequeños. En fin, en esa minúscula cabaña debíamos pernoctar 10 personas.
Pero antes de eso, había que comer. Y para ello nuestros anfitriones prepararon el gran asado gran. Por supuesto, yo no tenía la más mínima esperanza de que el asado me matara el hambre, acostumbrado a que todo acá se vende y sirve en porciones chiquititas. Y así fue, porque aparte de las muchas verduras y sopas raras que comimos, la carne era realmente exigua: algunos pedacitos de carne, algunas cositas como choricillos, y eso sería el asado. O sea, nada personal contra la comida japonesa ni contra los vegetarianos, pero un asado es un asado, ¿o no? Igual lo pasamos bien, la conversación estuvo agradable, y nos fuimos a acostar todos, juntos pero no revueltos, bastante cansados. Por cierto, 3 de los cohabitantes roncaron, pero no logré identificarlos.
A la mañana siguiente, todos a levantarse tempranito porque teníamos que dejar la cabaña a las 9.30, y había muchos lugares que ver todavía. Pero eso, para la próxima.
Por ahora, algunas fotos relevantes:
La comitiva http://spl09.esst.kyushu-u.ac.jp/gallery/album25/aae
Rumbo al Monte Aso http://spl09.esst.kyushu-u.ac.jp/gallery/album25/aab
La fumarola del Monte Aso http://spl09.esst.kyushu-u.ac.jp/gallery/album25/aad
El volcán http://spl09.esst.kyushu-u.ac.jp/gallery/album27?&page=1
Los refugios anti-lava http://spl09.esst.kyushu-u.ac.jp/gallery/album27/aag
La cabaña http://spl09.esst.kyushu-u.ac.jp/gallery/album21/aaf
El asado http://spl09.esst.kyushu-u.ac.jp/gallery/album19/aad
Y para los realmente curiosos, muchas fotos más del paseo (con algunos episodios que aún no contamos)
http://spl09.esst.kyushu-u.ac.jp/gallery/album17
(En esta última dirección, hagan click en cualquiera de las fotos pequeñitas o "thumbnails" como dicen los gringos, y verán, o bien una versión ampliada de la foto, o entrarán a un sub-album con más e impresionantes fotos.)
Ok, eso sería todo por ahora. En un próximo mail, seguiremos hablando de este paseo y otras cosas.
Saludos,
Victor