Hola a todos.
Aquí estamos, para una nueva parte de nuestra saga japonesa. Nuestro tema de hoy es el deporte japonés por excelencia: el sumo.
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Capítulo 18. O-sumou
Todos hemos visto en televisión, seguramente, la imagen de estos guatones embistiéndose unos a otros. Para la mayoría de los occidentales esa imagen no pasa de ser una curiosidad en los noticieros, o en algún programa tipo "Video Loco" o "Curiosidades del mundo". Porque eso es lo que, en definitiva, parece ser el sumo para nosotros: sólo una curiosidad.
Sin embargo, acá en Japón es distinto. El sumo es un deporte, respetado, extremadamente popular. Los luchadores son verdaderos ídolos locales, y las alternativas del deporte son titular obligado durante los días de torneo. NHK, el canal público japonés, transmite por una de sus señales, en vivo y en directo, todos los combates de la serie principal, lo que ocupa más o menos 3 ó 4 horas de transmisión, *todos los dias*, durante *dos semanas*. Y eso, *seis veces al año*. Pocos deportes disfrutan de semejante cobertura.
¿Por qué es tan popular? La verdad no lo sé. Supongo que tiene que ver con sus profundas raíces en las tradiciones japonesas, y ya sabemos que los japoneses si de algo son respetuosos es de sus tradiciones. Originalmente, el sumo era un deporte de elite, que solo el emperador, en Tokyo, tenía permitido presenciar. Eventualmente, esa rígida regla cambió, y todos pudieron disfrutar del sumo. Más aún, los torneos no sólo se desarrollan en Tokyo, sino que tambien hay torneos en Osaka, Nagoya y Fukuoka, nuestra ciudad.
De modo que Fukuoka tiene la suerte de ser sede de uno de los 6 torneos de Gran Sumo que se desarrollan durante el año. Cada noviembre, los luchadores vienen a esta ciudad, y Fukuoka se prepara para uno de esos eventos imperdibles. No se necesita mucha suerte para ver a estos fornidos hombres caminando por el centro de Fukuoka, y muchos se acercan a pedir autógrafos o simplemente fotografiarlos. Así fue como, con algunos de los integrantes del grupo de Hada en el que estoy trabajando, fuimos al Sumo.
Pero por supuesto, siendo un deporte tan ajeno a nuestra experiencia, había que aprender a apreciarlo. Así que hice mi tarea, y estuve estudiando las reglas del sumo, visitando la página web del torneo, tratando de recordar los nombres y los rostros de los principales luchadores durante varios días. Y por cierto, viendo todos los combates de sumo que pude, para empaparme del espíritu.
Como dijimos, el sumo se desarrolla en 6 torneos durante el año. Cada torneo es independiente y termina con un campeón. Cada torneo dura dos semanas, con combates todos los días. Los luchadores están organizados en distintas categorías, siendo la principal la serie "Makuuchi". Dentro de esta serie, a su vez, hay distintos rangos: maegashira, komusubi, sekiwake, ozeki y la posicion más alta, yokozuna. El torneo es un "todos contra todos" dentro de la serie, pero el orden de los combates es por estricto orden de ranking, de modo que siempre los primeros combates son de luchadores menos importantes, para llegar finalmente al clímax, con el combate del yokozuna. Dependiendo de cuántos combates durante el torneo se hayan ganado, los jugadores conservan su puesto/bajan/suben en el ranking (banzuke). Por supuesto, el que gana mas combates es el ganador del torneo.
Los combates en sí son muy breves. Brevísimos. Si uno tiene suerte pueden durar 1 minuto o algo así, pero la mayoría duran pocos segundos. Literalmente, si uno no está atento, si pasa alguien justo por delante de uno, o si se da vuelta a conversar, uno se pierde el combate. Lo cual va a ser muy frustrante, porque la espera entre combate y combate es larga. Uno esta ahí 3 ó 4 horas, pero el porcentaje de tiempo de combate es mínimo. No es gracia estar esperando 10 minutos para que pase algo, y justo perdérselo. Y las reglas son sencillas de entender: Lo único que hay que hacer es tratar de botar al otro al suelo, o sacarlo del "ring" circular. Para eso es valido empujar, tomar del cinturón, pegar manotazos, hacer zancadillas, esquivar el cuerpo para que el otro pase de largo, etc.
Es por lo menos curioso que un deporte así sea tan popular (y adictivo) para sus seguidores. Estar tanto tiempo ahí para ver combates de apenas unos segundos de duración, con tipos tan poco estéticos empujándose sobre un ring. Yo creo que las razones son varias. Primero, un hecho absolutamente crucial para entender el sumo es que en la división por categorías no tiene nada que ver el peso. Eso es muy importante, porque significa que un guatón fofo se puede enfrentar perfectamente contra un ñeclito. Lo cual puede parecer un suicidio, pero es entonces donde uno aprecia que la fuerza no lo es todo. Hace poco murió uno de los más importantes y queridos luchadores de sumo, y por televisión pasaron muchos videos de su epoca de gloria. Créanme: era increíble. Un tipo mucho más bajo y muchísimo más delgado que el promedio. Para nada la imagen de luchador de sumo que uno tiene. Y sin embargo, dejaba en el suelo a tipos que lo doblaban en alto y ancho. Fenomenal. Ídolo. Tenía una agilidad sobresaliente, y eso le permitió abrirse camino en la división, hasta llegar a las posiciones más altas.
Otro hecho importante es la preparación para cada combate. Los luchadores se pasean, echan sal sobre el ring para espantar los malos espíritus, y en algún momento se ponen frente a frente, colocándose en posición de embestida. Sin embargo, si uno de los dos decide que no está listo, se retira, y comienza el paseo, la sal, y a ponerse en posición nuevamente. Al contrario de deportes "tradicionales" como el fútbol o el tenis, no hay límite de tiempo para que la acción recomience, de modo que la rutina anterior podría ocurrir dos, tres o cuatro veces. El resultado es que, sutilmente, se va creando una tensión en el ring y en el público. Y todo eso contribuye a que finalmente, cuando el combate comienza, sea una especie de catarsis, de explosión de energía, breve pero intensa, que tiene que disfrutarse de principio a fin para que valga la pena la espera.
Ademas, que los combates sean por estricto orden de ranking también es importante, porque lentamente, a ritmo japonés, la emoción se va acumulando hora tras hora para llegar por fin a los pocos segundos que se tienen para ver en acción al yokozuna, ya sea para verlo ganar una vez más, o para tener el raro privilegio de verlo derrotado por un jugador de ranking inferior.
Porque convengamos en que, por estos días, ver derrotado al yokozuna es realmente un acontecimiento. Actualmente hay un solo yokozuna, de nombre Asashoryu. Si no me equivoco, lleva como 5 torneos consecutivos ganados, y en el penúltimo torneo terminó sin derrotas, 15-0. Simplemente no parece haber manera de derrotarlo. Es como el Federer del sumo. Es tan grande la diferencia con el resto, de hecho, que muchos dicen que el sumo ha ido perdiendo la popularidad de antaño por esa falta de competitividad. Además, Asashoryu es mongol, y los fanaticos mas acérrimos seguramente no ven con tan buenos ojos que un extranjero sea el líder indiscutido en un deporte tan japonés.
No es el único extranjero, sin embargo. Entre los más notables, aparte de Asashoryu, estan Roho y Kotooshu, ruso y búlgaro respectivamente, y que entre paréntesis son los favoritos de Jacqueline. De hecho, cuando fuimos al sumo, Jacqueline salió a caminar un poco por los pasillos contiguos a las graderías, y se encontro frente a frente con Roho. Lástima, gran lástima, que no tenía con ella la cámara, porque esa foto habría sido de sus mejores recuerdos.
De todas maneras fue una extraordinaria ocasión, por supuesto. Porque el sumo no es sólo el combate, sino toda la experiencia japonesa que implica. Para empezar, uno se sienta en cojines (zabuton) en vez de asientos convencionales. Antes de los combates de la serie principal, los luchadores son presentados en una breve ceremonia en que son llamados uno a uno, y se colocan en círculo en el ring. Cuando están todos, aplauden, se levantan un poco la especie de falda que llevan, y listo. Se van. Luego es el turno de presentar al yokozuna, que efectúa una danza ritual sobre el ring (más breve de lo que yo esperaba), que es celebrada con aplausos y "oh", "ah" de parte del público. Luego vienen los combates uno a uno, con todo el ceremonial previo y posterior a cada combate. Un hombre con abanico anuncia a los próximos luchadores, que suben al ring, lanzan sal, se concentran, luchan, se declara al vencedor, que acepta la nominación en cuclillas, y se retiran. Eso muchas veces hasta llegar al combate del yokozuna. Y terminado eso, una última ceremonia, una especie de acto de malabarismo con un arco, a cargo de uno de los luchadores. De principio a fin, algo distinto.
Más encima, el torneo al que fuimos tenía un sabor particular, porque uno de los ozeki actuales es Kaio, nacido en Fukuoka. Y justamente, este crédito local tenía la oportunidad, en el torneo de Fukuoka, de ser promovido a yokozuna si ganaba suficientes combates. Así que cuando le tocó el turno a Kaio, el estadio vibraba con la ilusión de ver a su representante ascender al grado mas alto del sumo. Desgraciadamente para nosotros fuimos justo un día en que perdió. Lo peor es que durante el torneo Kaio perdió demasiados combates, y eventualmente le fue negado el ascenso a yokozuna. Hasta hoy sigue como ozeki. Uno diría más bien que la estrella ascendente en estos días es Hakuho, mongol como Asashoryu. Pero todavia le falta...
Como ven, despues de estar un tiempo en Japón, ya uno empieza a tener opiniones acerca de los luchadores. Y ése es probablemente el sabor más agradable ---y sorprendente--- que me dejó la ida al sumo. Porque, como dije al comienzo, el sumo es para nosotros ante todo una incomprensible curiosidad. Pero acá, con el tiempo que llevamos, he aprendido a apreciarlo, a entenderlo, a respetarlo. Ya reconozco a los principales luchadores, y me gusta seguir las alternativas por televisión o por el diario. Ver "cómo viene la mano" para el próximo torneo. Disfrutar de la breve emoción de un combate, y compartir la mezcla de alegría y desazón que sienten los japoneses al ver que, una vez más, el yokozuna ha demostrado ser imbatible.
Hasta la próxima,
Víctor
PS: Por supuesto que hay fotos de todo esto. Revisen su mail!